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Servir y amar
a los mas pobres del Evangelio

Historia:

Tendría que empezar por presentarme. Me llamo María Antonia Yanes Merchante. Nací un domingo de Resurrección en la primavera del año 1941. De mis padres, recuerdo que eran profundamente creyentes, de su testimonio cristiano mis tres hermanas, mi hermano y yo heredamos el gran regalo de la fe. Soy pintora, aunque últimamente apenas ejerzo como tal; en estos momentos hay otras prioridades que ocupan mi tiempo. Me casé hace 48 años, soy madre de tres hijas, y abuela de cinco nietos. Desde hace 17 años estoy consagrada al Señor; un gran privilegio del que no me considero digna.

Seguramente os preguntaréis, y con razón, por qué os cuento todo esto. La respuesta es muy simple. Si os interesa conocer la historia de los Hijos e Hijas de María Evangelizadora, creo que también deberíais conocer algo de la mía, porque la Obra de la Virgen y mi vida, están íntimamente unidas.

Todo empezó en el año 2006 cuando una “llamada muy particular”, en la que se me pedía algo por encima de mis posibilidades, entraba en mi corazón con gran fuerza. Lo extraño fue, que aquello que no acababa de entender, pero que sí percibía que era importante, ni me asustaba, ni me inquietaba. Todo lo contrario, una gran paz y una sensación de bienestar me invadían; intuí que aquello que me estaba sucediendo, podía venir de Dios.Y recé, recé mucho, y seguí a la escucha…y aquella llamada no cesó, se hizo más insistente. Y la petición ya no era confusa, sino firme y clara; había llegado el momento de consultar con mi director espiritual, el padre Pedro Cura Lluviá. A él le conté que la Virgen deseaba que se iniciara un carisma destinado a llevar la Palabra, y el Amor Misericordioso de Dios, a los “más alejados de Dios”; los que no conocen a Cristo, o los que conociéndole, aseguran no necesitarle. Esto se llevaría a cabo a través del Amor y el Servicio. El padre Pedro me escuchó con mucha atención, y luego, con sinceridad y cariño me dijo: “hay que seguir rezando y esperar. Si esto es cosa de la Virgen saldrá adelante, y pronto.” Y así fue. Unos meses más tarde, dos mujeres formulaban su deseo de iniciar su andadura cristiana como Hijas de María Evangelizadora. La Obra de la Virgen estaba en marcha.

Los años siguientes trajeron más vocaciones a la vida consagrada, y sacerdotes amantes del carisma que se unieron a la familia de los Hijos de María Evangelizadora. Hicimos dos viajes misioneros a Benin, en el continente africano, y otros dos a Junín, en la sierra peruana. En Junín, precisamente, una población de gran pobreza y con un clima extremadamente frío y lluvioso, se está realizando en este momento la construcción de un “Hogar de María Evangelizadora,” para acoger a niños huérfanos y abandonados; confiamos que la Providencia Divina, unida a nuestro trabajo, nos ayude con este hermoso proyecto.

Pero no todo han sido alegrías, también ha habido tristezas. Sentimos un gran dolor cuando algunos hermanos y hermanas abandonaron la misión.

El camino no es fácil y de ello somos conscientes. Sabemos que caminamos en un mundo hostil y lleno de dificultades, que somos limitados y pequeños. Que avanzamos, poco a poco, haciendo frente a las adversidades, con pasos de fe y de esperanza. Siempre ayudados por María.
Ella nos guía y nos protege. En Ella tenemos puesta toda nuestra confianza.

A grandes rasgos, esta es la historia de un carisma que nació al mundo, cuando una sencilla mujer lo acogió con fe en su corazón. Una historia de coraje, superación y esfuerzo. Esta es mi historia, y la de muchos hombres y mujeres que por amor a Cristo, con la ayuda de la Virgen, y a ejemplo suyo, nos hemos hecho siervos para servir y amar a nuestros hermanos los más pobres del Evangelio.

Una historia por escribir, de la que te invitamos a formar parte.

A Jesús por María, a María por Jesús.

Familia de los Hijos e Hijas de María Evangelizadora.

Una llamada. Una vocación. Una opción de vida.

Oración
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