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Servir y amar
a los mas pobres del Evangelio

Carisma

El carisma de los Hijos e Hijas de María Evangelizadora nace para dar respuesta a aquellos hombres y mujeres que, como nosotros, buscan dar un sentido a su vida, y que necesitan llenar el vacío de su corazón con el amor misericordioso de Dios.
Un carisma que se puede resumir en dos palabras:

“Servir y Amar”

Servir y Amar por amor a Cristo y en unión con María.

“Servir” como concepto de hacer el bien y de darse a los demás. De dar tu tiempo, tu trabajo, y lo mejor de ti mismo a quienes lo necesitan. Hoy día, algunas connotaciones equivocadas, y ciertos prejuicios, hacen que la acción de servir no sea siempre bien comprendida e incluso que, en ocasiones, llegue a producir rechazo. Sin embargo, la Virgen se proclama “Sierva” ante el anuncio de su Maternidad Divina, y el propio Jesús dignifica la acción de servir, y le da una dimensión sobrenatural con la donación de su propia vida por todos nosotros. Sus palabras:

“No he venido a este mundo a ser servido, sino a servir”,


son una llamada a seguir su ejemplo, a servir con amor, con la certeza, de “que lo que hagamos por nuestros hermanos, por Él lo hacemos”, y “que nuestra recompensa será grande en el cielo”.

“Amar” es aceptar y respetar a quienes no piensan como nosotros, rezar por ellos, desearles el bien. Es dar la mejor de tus sonrisas a aquellos que no saben sonreír, y decir un te quiero a quienes no se sienten amados, y llevar una palabra de consuelo a quienes sufren, y una palabra de esperanza a aquellos que la han perdido. Amar es compasión, perdón, sacrificio, amistad, comprensión, abrazos. El amor no tiene barreras ni fronteras y se da a lejanos y cercanos, con generosidad, sin esperar recibir nada a cambio, sin olvidar que “la medida del amor es amar sin medida”. Amar a ejemplo de Jesús y de María, siendo conscientes que por muy grande que sea nuestro amor, tan solo será un reflejo del suyo; un reflejo pequeño pero capaz, con su ayuda, de romper el hielo de algunos corazones y dejar que pase el Amor Misericordioso de Dios.

Este carisma, contemplativo y apostólico en la acción, se desarrolla principalmente:

  • en la familia, “verdadero santuario de la vida”, para hacer de cada una de ellas, a ejemplo de la Sagrada Familia de Nazaret, una “iglesia doméstica”, como pedía Juan Pablo II.
  • con los más alejados de Dios, los preferidos de Jesús, para darles a conocer a Cristo, “Camino, Verdad y Vida”, y ayudarles a renacer a una nueva vida iluminada por la Fe, el Amor y la Esperanza.

El carisma de los Hijos de María Evangelizadora tiene su núcleo en:


Los pilares que nos sustentan son:


El carisma de los Hijos de María Evangelizadora está abierto a personas consagradas, o no consagradas solteras, casadas, separadas, viudas. No importa su edad, raza, cultura, su pobreza o riqueza de bienes, tan solo es necesario estar dispuestos a servir y a amar a quienes estén necesitados de la Palabra de Dios; los más pobres del Evangelio.

Los más alejados de Dios

Son considerados los más alejados de Dios por los Hijos de María Evangelizadora:

  • Aquellos que no conocen a Cristo ni su mensaje de Salvación.
  • Los que conociéndole aseguran no necesitarle.
  • Los que sienten un gran vacío en su vida y una soledad profunda en su cuerpo y en su alma.
  • Personas que viven angustiadas y sin esperanza porque no conocen la alegría de la Buena Nueva ni el Amor Misericordioso de Dios.
  • Los marginados por la sociedad que han perdido su autoestima porque quizás ignoran su dignidad de hijos de Dios, una dignidad que nadie les puede arrebatar.
  • Los niños y los jóvenes que viven en familias desunidas o rotas, donde no se les habla de un Dios Amor que siempre está a su lado.
Los más alejados de Dios que, con frecuencia, se encuentran precisamente en las propias familias. Es allí donde, dentro de la normalidad de la vida cotidiana, los Hijos de María Evangelizadora llevan adelante su acción evangelizadora con naturalidad, sencillez y respeto. Sirviendo y amando con humildad, paciencia y alegría. Sin buscar agradecimientos ni reconocimientos humanos, sin que se note el esfuerzo que a veces supone servir y amar.

A Jesús por María, a María por Jesús.

Familia de los Hijos e Hijas de María Evangelizadora.

Una llamada. Una vocación. Una opción de vida.

Oración
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